Elena (2º bach.) nos cuenta sus vivencias en California
Hace tan solo 4 días que volví de California (San Francisco) y ya estoy deseando volver…
Realizar un intercambio con Estados Unidos siempre ha sido uno de mis sueños, y la verdad que creo que tanto mi chica de intercambio como su familia y amigos han hecho que esta experiencia superara con creces mis expectativas. En mi caso, considero que he tenido mucha suerte, ya que fue ella la que vino a España primero con más estudiantes de intercambio de su instituto, de modo que ya nos conocíamos y hemos ido manteniendo la relación. Además, el hecho de conocer a más personas allí (los otros chicos que vinieron a España con ella, y alguna amiga que me había presentado por skype cuando vino aquí) hizo que mi llegada al instituto de allí fuera más acogedora, al ver tantas caras conocidas entre toda la gente que hay allí.
La fecha que yo elegí para ir coincidía con el Spring Break, que son las vacaciones de primavera que tienen antes de la recta de final del curso, por lo que sólo asistí a clase durante dos semanas. Desde el primer día me sentí muy acogida y cómoda en el instituto, pese a sus grandes dimensiones. El colegio se encontraba dividido en lo que sería Infantil, Primaria, Secundaria, y Bachillerato, aunque allí tienen nombres y duraciones diferentes. Cada nivel tenía un campus enorme, con unos 2-3 edificios y enormes jardines, por no hablar de las numerosas pistas y campos (futbol, béisbol, futbol americano, lacrosse, baloncesto…) para hacer deporte, que a mí personalmente me encantaban. El día escolar se encontraba dividido en tres partes, cada una de ellas separadas por un descanso de media hora en el que todo el mundo iba a la gran cafetería a comer algo. Nosotras, al ser Seniors (2º de Bachillerato en España) teníamos como privilegio una terraza a la que podíamos ir siempre que quisiéramos, y donde había bancos y mesas al sol, sombrillas, mesas de ping-pong, música…
En cuanto a las clases, tenía total libertad para asistir a las clases que quisiera. En mi caso, yo siempre optaba por asistir a las clases más amenas y divertidas: Fotografía, pintura, español… Y siempre había algún estudiante que me ofrecía asistir a su clase o acompañarme a la que yo quisiera. Sin duda, la amabilidad y la simpatía de la gente del instituto es una de las cosas que más resaltaría.
Nosotros vivíamos a 2 minutos en coche del instituto. Como en Estados Unidos está permitido conducir a partir de los 16 años, era mi estudiante de intercambio la que conducía siempre. En cuanto a mi familia, solo puedo agradecer todo lo que han hecho por mí. Desde que llegué han estado siempre pendientes de que estuviera bien, me han dado la mayor facilidad posible para todo, y han hecho que desde el primer momento me sintiera como si estuviera en mi casa, tanto mis padres, como mis dos hermanos pequeños.
Los fines de semana solíamos ir a San Francisco, a la ciudad, que se encontraba a unos 50 minutos en coche de donde nosotros vivíamos, y los días entre semana era muy típico ir a ver los partidos de los equipos del instituto e ir a tomar un batido luego. El deporte es algo que se toman muy enserio allí, por lo que cada vez que había un partido (debido a los numerosos equipos y categorías que tienen, era prácticamente todas las tardes) era una celebración y el instituto se volcaba.
La ciudad de San Francisco en sí es maravillosa, tiene un montón de sitios increíbles que yo desconocía y que me han sorprendido enormemente, como son el Golden Gate Bridge, Pier 39, o la Universidad de Stanford, una de las mejores del mundo.
Durante mi última semana, la semana de vacaciones, hicimos un viaje con la familia y dos amigas del instituto. Fuimos conduciendo desde San Francisco hasta Los Ángeles por toda la costa, y parando en lugares como Cambria, Santa Bárbara, Malibú o Santa Mónica. Al tercer día llegamos a Los Ángeles, donde fuimos a Disneyland, y visitamos los lugares más famosos de Los Ángeles, como son Hollywood o Beverly Hills. Además, nuestra estancia en Los Ángeles coincidió con la Pascua, que para ellos es una celebración muy importante. El domingo de Pascua por la mañana, es tradición que “el conejito de pascua” haya ido a las casas de los niños y haya escondido las típicas cestas con los huevos de chocolates, y los niños tengan que buscarlas, y tras eso, ir a la misa de Pascua.
Sin duda alguna esta ha sido una de las experiencias más espectaculares que he vivido y de la que he aprendido muchísimas cosas a parte de inglés. Pero lo mejor que me llevo de allí ha sido la familia con la que he estado viviendo, porque el trato que me han ofrecido no ha podido ser mejor, y porque sé que siempre tendré allí una familia para lo que necesite, y todos los nuevos amigos que he hecho, junto con los que ya tenía, con los que espero no perder el contacto, además de mi estudiante de intercambio, que se ha terminado convirtiendo en una hermana, que con suerte volverá a España a visitarnos en verano.