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Programa de Intercambios y Testimonios de alumnos

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Testimonios:

                                                                                                                                       

Irene Pérez Guerrero 4º B E.S.O

Testimonio de mi viaje a California

Tras mi vuelta y tras unos días de evaluación de lo que ha significado mi estancia en California, quería contaros mi experiencia y recomendársela a todos mis compañeros.

Este 29 de agosto cogí un avión desde Sevilla a Lisboa, y fue en este primer destino donde esperé 3 horas al segundo transporte que me llevaría directamente a San Francisco. El vuelo duró 12 horas y media por lo que llegué muy cansada a California; pero tuve una magnífica acogida de la que iba a ser mi compañera de intercambio, Llaria, y su madre, Lisa.

Los primeros días los pasé muy mal debido al jet lag y a que echaba de menos a mi familia. Poco a poco me fui acostumbrando y empecé a disfrutar la que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.

Entre semana iba al colegio con Llaria pero cada una tenía un horario distinto. Sin embargo no me he sentido sola por las mañanas, ya que este viaje de intercambio lo he hecho con mi compañera de curso Ángela que, aunque ella estaba con otra familia, si compartíamos la formación de las distintas materias.

Durante los fines de semana íbamos a diferentes sitios. Visitamos el Golden Gate y comimos en China Town.

Otro día Lisa nos llevó a Ángela y a mí a Silicon Valley. Visitamos Google, Facebook, Apple, Instagram y VM Ware la empresa en la que trabaja Lisa.

Y finalmente llegó el 22 de septiembre, día en el que teníamos que regresar a Sevilla. Nos costó mucho subir al avión ya que allí nos lo pasamos muy bien y nos daba pena despedirnos de todas las personas que habíamos conocido.

Cogimos el vuelo de San francisco a Lisboa, el cual salió con retraso por lo que perdimos el vuelo que nos llevaría a casa. Después de 9 horas por fin cogimos el vuelo de Lisboa a Sevilla. Llegamos al aeropuerto a las 12:30 de la noche.

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Carmen Corredera 1º Bachillerato

¡Mi experiencia en Dublín ha sido inmejorable!

Recuerdo que volé hasta Dublín (Irlanda) el día 19 de Septiembre y, sinceramente, en ese momento no sabía muy bien lo que me esperaba allí ni si mi encuentro iba a ser grato. Afortunadamente, para mi sorpresa tuve el mejor recibimiento que podría haber imaginado. Sin duda, fui muy afortunada con la familia que he convivido, ya que desde el primer momento en el que entré por la puerta de su casa me recibieron como una más de la familia haciéndome sentir feliz por ello.

El primer día de colegio me sentí desubicada ya que no conocía a nadie pero afortunadamente esto cambió con el paso de los días. El primer día que llegué todas las chicas del colegio me miraban y se preguntaban por mi presencia allí, ya que en el colegio Mount Anville no es común recibir a gente de otros países. Todas las niñas que cursaban el mismo año que yo eran encantadoras y enseguida me acogieron como a una amiga más y me dieron un trato exquisito; al igual que los profesores, que me hicieron sentir como en casa. El colegio era como de “película”…me fascinaba que el suelo estaba cubierto con una gran moqueta y las escaleras eran infinitas y comunicaban las distintas partes de aquel inmenso colegio.

Una de las cosas que más me gustó fue la implicación que tienen allí con el cambio climático ya que nada más llegar el primer día fuimos a una manifestación en contra de ello en el centro de la ciudad que se encontraba a treinta minutos en tren del pueblo donde yo me hospedaba.

Fuimos al centro en varias ocasiones, no era mi primera vez en esa ciudad ya que ya había ido varios años atrás con nuestro colegio de Sevilla, pero aún así me sigue impactando todo lo que me encuentro allí: como las calles llenas de música y de vida. El color verde de la ciudad es una de las cosas que me voy a llevar conmigo el resto de mi vida. Me sorprendió ver a tantos estudiantes por las calles o en los parques de la ciudad estudiando o leyendo libros con sus amigos ya que, como sabemos, en nuestra ciudad no es muy común ver eso.

Uno de los días más divertidos fue una excursión que hicimos al centro de la ciudad ya que fuimos a un teatro llamado «Bord Gais Energy Theatre» a ver el musical de Grease que llegaba desde Inglaterra; fue una experiencia increíble y que volvería a repetir muchas más veces.

La familia fue la mayor de mis suertes allí, me hicieron sentir como en casa, los hermanos siempre atentos a mí, al ser menores que yo era divertido convivir y jugar con ellos.

Gracias a este viaje le he cogido mucho más cariño del que ya le tenía a este país, su cultura y la gente hacen que te enamores de Irlanda, una ciudad tan distinta a la que yo estoy acostumbrada… pero una ciudad que visitaría mil veces más.

Agradezco a Inma la oportunidad que me ha dado y en especial gracias a la familia por hacerme sentir tan cómoda durante mi estancia allí. Me llevo conmigo para siempre a la gente que he conocido y la experiencia que he vivido. 

Carmen Corredera Florencio

Lucía Caro Moreno 4º E.S.O.

¡Sé que es una experiencia que no voy a olvidar nunca!


Volé hasta Boston en Octubre, un poco nerviosa pero con muchísimas ganas, y tuve el mejor recibimiento que podía haber pedido e imaginado. Sin duda, tuve una suerte increíble con la familia que me tocó tener mi convivencia. Me acogieron enseguida y me hicieron parte de la vida familiar tratándome como a una más; les he cogido mucho cariño y realmente espero volver a verlos.

Fui al colegio con mi compañera de intercambio y asistí a sus clases durante un poco más de una semana, hasta que por fin me dieron mi propio horario. No es muy difícil hacerse una idea del colegio, enorme, lleno de moquetas, alfombras y escaleras que no sabías muy bien dónde te llevarían, todo de madera y piedra, muchísimas clases y techos súper altos, como de película.

Fuimos al centro varias veces; ¡siempre lleno de gente!. Me sorprendió la cantidad de personas que se paraban en los parques y se sentaban en el césped a estudiar o con sus amigos para hablar. Por fin, una mañana nos levantamos con buen tiempo y viajamos tres días a Nantucket, una antigua isla de pescadores de ballenas donde todo es completamente diferente a la ciudad: tranquilo, vacío, pero precioso. Visitamos museos donde antiguos pescadores contaban sus experiencias como si fuesen cuentos que  a todo tipo de público fascinaban. Pero, sinceramente, lo más divertido fue ir “Apple picking” donde un pequeño tren rural nos  dejó en medio de un GIGANTE cultivo de todo tipo de frutas y éramos nosotros mismos quienes seleccionábamos las frutas que nos llevaríamos arrancándolas de los centenarios árboles. ¡Fue un día espectacular a pesar de la lluvia! ; creo que fue la mejor parte del viaje.

Es una experiencia increíble, sacrificada a veces, ya que incorporar a una persona a tu vida diaria no es fácil. Pero para mí, esta experiencia es completamente recomendable, tanto por el viaje descrito como por la presencia de mi intercambio en casa. Ahora la considero una buena amiga. Pienso que es una experiencia  que te hace madurar y te hace sentirte más  independiente. Y si, como es mi caso, te gusta viajar, conocer, probar, o solamente pasártelo bien, pienso que es una de las mejores decisiones que puedes tomar.

Estoy súper agradecida de que me hayan dado esta oportunidad y volvería a repetirla mil veces más. Estoy segurísima de que mi amiga va a volver y ella me ha prometido volver a acogerme: “estas segundas partes siempre son las mejores”.

Lucía Caro Moreno 4º E.S.O.

Elena Garrayo Martínez (4º ESO). 2º Trimestre 18

En el segundo trimestre viajé por primera vez a los Estados Unidos, en un intercambio al colegio del Sagrado Corazón de Atherton, California.

Estuve allí por un mes y mi intercambio fue un poco peculiar, ya que, contrariamente a como lo solemos hacer en el colegio, me hospedaba con una familia distinta a la de la chica que yo había acogido unos meses atrás. Sin embargo, esta familia resultó encantadora y me acogieron y trataron como a un miembro más. En mi estancia allí pasaba el tiempo con mis dos intercambios y esto fue una gran ventaja, ya que pude conocer a mucha más gente de la que conservo muy buenos recuerdos.

Los horarios y el sistema que había en el colegio eran totalmente distintos a los que estoy acostumbrada. El campus era muy grande y tenían unas instalaciones deportivas increíbles. La primera semana fui a las clases de mis intercambios y después elegí mi propio horario con clases como baile o creación de películas, esto me dió mucha libertad y comencé a sentirme una estudiante más. Mi última semana fué la que más disfruté porque era una semana especial llamada “Spirit Week” en la que cada día había una temática en la que teníamos que basarnos para nuestro disfraz y los distintos cursos competían entre ellos en competiciones deportivas, actuaciones, etc. Fué muy divertido y lo que más me gustó fue ver lo unidos que estaban todos y el sentirme parte de esta unión.

Después del colegio y los fines de semana las familias se turnaban para realizar excursiones y llevarme a lugares como el centro de San Francisco, a ver el Golden Gate, a Chinatown , a la universidad de Stanford y a muchos sitios más. También pasé un fin de semana en la playa de Santa Cruz con una de mis dos chicas de intercambio y todas sus amigas. Fuimos a un parque de atracciones, paseamos por la zona de tiendas e incluso hicimos surf. Fue un fin de semana increíble y una de mis partes favoritas del viaje.

Esta experiencia ha sido una de las más enriquecedoras que he vivido nunca. He tenido la oportunidad de poder sumergirme en el modo de vida de otras personas y practicar el inglés. También me ha hecho crecer a nivel personal, el hecho de que haya tenido que aprender a desenvolverse en un ambiente nuevo y rodeada de personas que no había conocido todavía ha sido muy enriquecedor. Pero sobre todo me quedo con toda la gente que he conocido y las amistades que he hecho. Lo cómoda que me han hecho sentir y los tantos momentos inolvidables que he vivido me hacen estar eternamente agradecida a ambas familias y a todo el que ha hecho este viaje posible. ¡Volvería a repetir esta experiencia mil veces más!

Elena Garrayo Martínez 4º E.S.O

Testimonio de Elena Cortés (2º Bachillerato). Viaje Marzo 2018

Hace tan solo 4 días que volví de California (San Francisco) y ya estoy deseando volver…


Realizar un intercambio con Estados Unidos siempre ha sido uno de mis sueños, y la verdad que creo que tanto mi chica de intercambio como su familia y amigos han hecho que esta experiencia superara con creces mis expectativas. En mi caso, considero que he tenido mucha suerte, ya que fue ella la que vino a España primero con más estudiantes de intercambio de su instituto, de modo que ya nos conocíamos y hemos ido manteniendo la relación. Además, el hecho de conocer a más personas allí (los otros chicos que vinieron a España con ella, y alguna amiga que me había presentado por skype cuando vino aquí) hizo que mi llegada al instituto de allí fuera más acogedora, al ver tantas caras conocidas entre toda la gente que hay allí.

La fecha que yo elegí para ir coincidía con el Spring Break, que son las vacaciones de primavera que tienen antes de la recta de final del curso, por lo que sólo asistí a clase durante dos semanas. Desde el primer día me sentí muy acogida y cómoda en el instituto, pese a sus grandes dimensiones. El colegio se encontraba dividido en lo que sería Infantil, Primaria, Secundaria, y Bachillerato, aunque allí tienen nombres y duraciones diferentes. Cada nivel tenía un campus enorme, con unos 2-3 edificios y enormes jardines, por no hablar de las numerosas pistas y campos (futbol, béisbol, futbol americano, lacrosse, baloncesto…) para hacer deporte, que a mí personalmente me encantaban.  El día escolar se encontraba dividido en tres partes, cada una de ellas separadas por  un descanso de media hora en el que todo el mundo iba a la gran cafetería a comer algo. Nosotras, al ser Seniors (2º de Bachillerato en España) teníamos como privilegio una terraza a la que podíamos ir siempre que quisiéramos, y donde había bancos y mesas al sol, sombrillas, mesas de ping-pong, música…

En cuanto a las clases, tenía total libertad para asistir a las clases que quisiera. En mi caso, yo siempre optaba por asistir a las clases más amenas y divertidas: Fotografía, pintura, español… Y siempre había algún estudiante que me ofrecía asistir a su clase o acompañarme a la que yo quisiera. Sin duda, la amabilidad y la simpatía de la gente del instituto es una de las cosas que más resaltaría.

Nosotros vivíamos a 2 minutos en coche del instituto. Como en Estados Unidos está permitido conducir a partir de los 16 años, era mi estudiante de intercambio la que conducía siempre. En cuanto a mi familia, solo puedo agradecer todo lo que han hecho por mí. Desde que llegué han estado siempre pendientes de que estuviera bien, me han dado la mayor facilidad posible para todo, y han hecho que desde el primer momento me sintiera como si estuviera en mi casa, tanto mis padres, como mis dos hermanos pequeños.  

Los fines de semana solíamos ir a San Francisco, a la ciudad, que se encontraba a unos 50 minutos en coche de donde nosotros vivíamos, y los días entre semana era muy típico ir a ver los partidos de los equipos del instituto e ir a tomar un batido luego. El deporte es algo que se toman muy enserio allí, por lo que cada vez que había un partido (debido a los numerosos equipos y categorías que tienen, era prácticamente todas las tardes) era una celebración y el instituto se volcaba.

La ciudad de San Francisco en sí es maravillosa, tiene un montón de sitios increíbles que yo desconocía y que me han sorprendido enormemente, como son el Golden Gate Bridge, Pier 39, o la Universidad de Stanford, una de las mejores del mundo.

Durante mi última semana, la semana de vacaciones, hicimos un viaje con la familia y dos amigas del instituto. Fuimos conduciendo desde San Francisco hasta Los Ángeles por toda la costa, y parando en lugares como Cambria, Santa Bárbara, Malibú o Santa Mónica. Al tercer día llegamos a Los Ángeles, donde fuimos a Disneyland, y visitamos los lugares más famosos de Los Ángeles, como son Hollywood o Beverly Hills. Además, nuestra estancia en Los Ángeles coincidió con la Pascua, que para ellos es una celebración muy importante. El domingo de Pascua por la mañana, es tradición que “el conejito de pascua” haya ido a las casas de los niños y haya escondido las  típicas cestas con los huevos de chocolates, y los niños tengan que buscarlas, y tras eso, ir a la misa de Pascua.

Sin duda alguna esta ha sido una de las experiencias más espectaculares que he vivido y de la que he aprendido muchísimas cosas a parte de inglés. Pero  lo mejor que me llevo de allí ha sido la familia con la que he estado viviendo, porque el trato que me han ofrecido no ha podido ser mejor, y porque sé que siempre tendré allí una familia para lo que necesite, y todos los nuevos amigos que he hecho, junto con los que ya tenía, con los que espero no perder el contacto, además de mi estudiante de intercambio, que se ha terminado convirtiendo en una hermana, que con suerte volverá a España a visitarnos en verano. 

Testimonio de Carmen (1º Bachillerato). Viaje Enero 2018

Hace ya un par de semanas que volví de california, allí he vivido una de mis mejores experiencias. Tuve suerte, y me toco una familia increíble y muy simpática. Gracias a la rápida confianza que cogimos todos, mi estancia allí fue muy cómoda.

Las 3 primeras semanas fui al colegio y los primeros días tenía el mismo horario de mi intercambio, asistía a sus clases. Me parecieron diferentes, obviamente, pero lo que note fue la libertad que les daban a los alumnos en el colegio. El campus era bonito y gigante, a veces tardaba un tiempo en llegar a otra clase, que esta estaba en la otra punta del campus. Al cuarto día ya tenía mis propias clases, en muchos casos las chicas de intercambio comparten alguna clase, pero en el mío solo compartí una asignatura, español.

Allí tiene mucha variedad de asignaturas, además de las obligatorias. Creo que elegí unas de las mejores asignaturas: cerámica, fotografía y stained glass (se trata de cortar, lijar y unir las piezas del diseño, de vidrio, que has hecho) y una última que parecerá extraño, pero me gustaba la forma de dar la clase, era súper divertida, esta última era física.

Los profesores y los alumnos tenían una muy buena relación con los alumnos y eso hacía que las clases no solo fueran solo clases, más bien un momento donde aprendes pero de forma más relajada y más amenas.

La última semana del colegio coincidió con “spirit week”, que como dice el nombre son 5 días lleno de espíritu. Cada alumno animaba y defendía a su curso tanto como podía. Se lo tomaban muy muy enserio, y lo disfrutaban muchísimo. Durante esa semana sí que había libertad pero esta vez me refiero a la vestimenta. Cada curso tenía un color y un tema y durante “spirit week” cada alumno vestía con su respectivo color y solo dos días del tema que le tocase. Lo especial de esto es que todos vestían de la forma más loca e imaginativa posible. ¡Incluso había un día de pijamas! Sinceramente creo que esta semana ha sido una de las mejores cosas de todo el viaje. Este tipo de cosas era uno de los muchos motivos por lo que el alumno se sentía orgulloso e involucrados en el colegio, y en mi opinión creo que eso es importante para la vida del alumno en el colegio.

En mí última semana viaje a Los Ángeles: estuve en Santa Mónica, visite Hollywood y Beverly Hills. También disfrute mucho en Disneyland. Pero uno de los sitios que más me gusto es Santa Bárbara, estuve en un pequeño pueblo cerca de la playa que me pareció impactante.

Este viaje ha sido increíble y sé que no voy a olvidar ni esta experiencia ni a mi familia, que me han acogido muy bien y no les puedo dar más las gracias.

Testimonio de Celia Pérez Guerrero


Hace ya un tiempo que estuve en Boston de intercambio. Una de las cosas que más me sorprendió fue que no hubiera chicos, esto daba un aire muy diferente al que estoy acostumbrada.

La primera semana compartí clases con mi intercambio, pero después de eso me dieron mi propio horario en el que, además de las troncales, daba clases de asignaturas muy interesantes y dinámicas para mí, como iniciación al baile, que resultó ser muy entretenida.

Con la familia de acogida pasé un tiempo maravilloso en el que hicimos un montón de cosas, me enseñaron lugares preciosos de la ciudad que nunca olvidaré; me hicieron sentir como en casa y resultó muy divertido asistir a eventos deportivos como un partido de Hockey hielo y visitar un parque temático sólo de Halloween.

Fuimos a varios museos que resultaron ser mucho más interesantes de lo que esperaba, había objetos de todas partes del mundo, desde americanos hasta egipcios, allí vi una momia y descubrí el método de momificación que utilizaban los mismos y que nunca se me olvidará.

Descubrí que en las inmediaciones del Pacífico, en la pequeña isla de Martha’s Vineyard, se basaba el tipo de casa de costa que le gusta a mi madre, lo que me hizo sentirme más cerca de casa en un momento en el que todo estaba tan lejano, este pensamiento, junto con la amabilidad de la gente de la zona conmigo hizo que mi fin de semana en la isla fuera todavía mejor. 

Celia Pérez Guerrero 4º E.S.O.

Blanca Rodríguez Corchos 2º Bachillerato

¡Todo allí era diferente pero increíble, me llevo la mejor experiencia de mi vida y la repetiría mil veces más!

Mi viaje a Estados Unidos lo resumiría como: ¡la mejor vivencia que recuerdo! He aprendido de la cultura, de la gente, del idioma, del modo de vida. He disfrutado cada minuto de los 25 días que he pasado allí y he sentido mucha felicidad. He conocido a gente increíble y también me he conocido un poco más a mí misma.
Mi viaje comenzó el 29 de agosto con muchas horas de vuelo y cansancio… pero sobre todo con muchos nervios y ganas de ver lo que me deparaba esta aventura que empezaba. Al llegar me recibió una familia maravillosa. No conocía a la que iba a convertirse en “una hermana para mí”, y tampoco sabía que iba a tener la suerte de que serían dos las personas que se ocuparían de mi estancia. De inmediato se ocuparon de llevarme a picar algo y, desde ese primer minuto, supe que iba a conectar muchísimo con toda la familia.
Al día siguiente tuvimos nuestro primer día de colegio y fue increíble; las instalaciones son “una pasada”, pero lo mejor que tiene es la gente. Todos me recibieron como si fuésemos amigos de toda la vida, y esto desde que entré por la puerta. Son tantas las personas que he conocido que creo que sería incapaz de contarlas a todas.

A nivel académico, me dieron la opción de elegir qué clases dar y me decidí por aquellas que siempre me han gustado: baile, spanish conversation y cerámica.
El primer fin de semana fuimos al lago Tahoe, a unas 5 horas de casa; un viaje en coche muy largo pero mereció muchísimo la pena. Nos alojamos en un hotel impresionante y nos montamos en motos acuáticas e hicimos mil actividades más en familia.
Al volver a casa me esperaban “las mejores semanas de mi vida”. Las mañanas en el colegio eran lo mejor del día. Me sentía una más y no podía ser más feliz de pensar en las siguientes clases que aún me esperaban en la jornada. Por las tardes solíamos quedarnos en el colegio viendo las prácticas de deporte. Me impresionaban las del equipo de fútbol americano.
Algunas tardes eran especiales porque había partido de volleyball o veíamos a los chicos de waterpolo. Había otros muchos momentos importantes de celebración en el colegio que eran increíbles.
Como anécdota quiero contar que un día el Capitán del equipo de fútbol me dio su camiseta para asistir al partido con ella, y esto tiene un gran simbolismo; la historia es que la tradición dice que dar el “jersey” a una chica significa que le “gustas”, y debes ponértela el día del partido para animar a su equipo y darle suerte. El tema está en que ¡¡¡me la dio delante de toda la cafetería!!! (Como 300 personas había en ese momento) y yo estaba recién llegada, concretamente al cuarto día; imaginaros la vergüenza que pasé je, je, je…pero me hizo muchísima ilusión y me sorprendió mucho. Por lo que ese mismo sábado fui con ella al partido junto con el resto del colegio a verlos y a animarlos mucho ¡por supuesto! Esa misma noche vivimos nuestra primera fiesta americana y nos lo pasamos ¡¡¡demasiado bien!!!
Además, conocimos a personas de otros colegios del Sagrado Corazón que venían de Barcelona y que también se han convertido en personas súper importantes para mí desde que nos conocimos… ¡estoy deseando volver a verlas! Con ellos y la coordinadora Krista, hicimos excursiones: a la universidad de Stanford, a probar comida mexicana y otras muchas actividades dentro del colegio, como pintar camisetas y otras muchas más.
Otro día tuvimos la suerte de poder asistir a un partido de los Giants en San Francisco. El estadio era enorme y aunque no teníamos mucha idea de béisbol lo disfrutamos igual; fue una experiencia increíble.
También me gustaría contar mi impresión de la ciudad de San Francisco además de la de la zona en la que vivíamos nosotras. San Francisco es enorme y es una ciudad preciosa. Tiene como dos zonas principales: la “típica” que solemos ver en películas con muchas cuestas y casas del mismo estilo, y otra más industrializada donde está el campo de los Giants. En esta última zona, mi familia de acogida tiene un piso impresionante y que también pude ver. El Golden Gate es enorme y muy bonito (ahí os dejo una foto).
Atherton, la zona en la que vivíamos y donde está el colegio, es como un sueño. Tiene unas casas preciosas y todo está lleno de vegetación; hay un ambiente brutal!
Bueno, creo que os dejo recogidas mis vivencias, pero no me gustaría dejarme nada de lo que viví… aunque con tantas cosas experimentadas, seguramente lo haya hecho.
Todo allí era diferente pero increíble, me llevo la mejor experiencia de mi vida y la repetiría mil veces más; de hecho ya estamos planeando volver en breve.
Y por supuesto: ¡dar las gracias al colegio por haberme dado la oportunidad de ir!.